Los gringos tienen hambre (@losangelespress)


En tanto Washington se debatía entre la quiebra y dejaba sin sueldo a cientos de miles de empleados públicos, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) entregaba seis millones de dólares a disidentes cubanos para un proyecto que, al menos, ha fracasado a lo largo de 50 años: derrocar al comunismo en Cuba.

¿Cuánto pudo aprovechar la clase trabajadora estadounidense ese presupuesto, considerando ya son 47 millones de personas en ese país que acuden a cupones de alimentos?

En declaraciones a la agencia Xinhua, la directora del Banco de Alimentos de New Jersey, Diane Riley declaró que «en Estados Unidos, hay cerca de 50 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria, en Nueva Jersey, que es uno de los estados más ricos, son 1 millón 300 mil personas. El hecho de que exista la inseguridad alimentaria y no podamos resolver este problema es una vergüenza».

Dijo que desde la recesión de 2008, la cantidad de personas que reciben cupones de alimentos se incrementó de 26 a más de 40 millones de estadounidenses y ésta cifra no ha disminuido a pesar que Washington realiza esfuerzos por recuperar su economía, basado en la precarización de las condiciones laborales de su pueblo y el rescate de los grandes corporativos financieros.

Así es como los bancos de alimentos no sólo están luchando frente a los recortes, sino también contra la disminución de las donaciones privadas producto de la crisis, dijo Riley. En tanto, Xinhua destaca que la mayoría de los beneficiarios de este programa son personas económicamente activas “pero tienen dificultades para encontrar un puesto de trabajo debido a la escasez de puestos de baja cualificación”.

Casi 50 millones de estadounidenses en esta situación, En suma, prácticamente el 15 por ciento de la población de ese país, padece hambre y desempleo.

Con todo y eso, el Departamento de Estado se dio el lujo de financiar este 2013 la gira internacional de la súperbloguera anticubana, Yoani Sánchez, con un presupuesto calculado de medio millón de dólares, sin contar gastos de marketing. Gastos para una persona que nunca le ha pagado un solo impuesto al fisco estadounidense y que, contrario a los millones de contribuyentes de ese país que sí deben sostener el gasto público, goza de beneficios que un obrero de Seattle, por ejemplo, no tiene y que su nación no le proporciona: vivienda, salud y educación gratuita. Sin contar, además, que Sánchez ha construido una fortuna personal de 400 mil dólares producto de estos y otros ingresos, de acuerdo a estimaciones del periodista francés Salim Lamrani, especialista en temas cubanoamericanos.

Mientras tanto entre las y los trabajadores de Estados Unidos, la precariedad aumenta. Datos otorgados por los propios operadores del Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) – antes Food Snap-, como el programa Spend Yourself de la Iglesia Bautista de Columbia, señala que a partir de la crisis del año 2008, el número de personas que pretender recibir cupones de alimentos ha aumentado en un 70 por ciento, sobre todo hispanos.

Así lo constataron sus voluntarios el pasado 2 de noviembre. En una nota de El Tiempo Latino de The Washington Post, el programa Spend Yoursefl de Columbia testificó: “Usualmente durante esta época recibimos más clientes, pero un sábado tuvimos números récord”

“El promedio de personas que acuden a la iglesia de Culmore cada sábado de 9:30am a 12pm, es de 100. Sin embargo, el 2 de noviembre los voluntarios asistieron a casi el doble de clientes, unas 195 personas. El sábado siguiente el número fluctuó entre 130 y 140 personas. Recibimos gente de todas partes, pero muchos hispanos que se encuentran en una situación crítica. Algunos de ellos reciben las estampillas, pero dicen que no les alcanza para alimentar a la familia por lo que vienen a recoger víveres extras”, explicó María Farfán, voluntaria de Spend Yourself.

Y es que la aplicación de la ley para recortar el presupuesto del año 2013 en los Estados Unidos asciende a 85 mil millones de dólares. Esto ha obligado a Barack Obama a realizar grandes recortes en programas que ayudan a las personas pobres, como vivienda, educación preescolar y beneficios nutricionales. Tales decisiones afectan directamente a 50 millones de estadounidenses que viven por debajo de la línea de pobreza en cuanto a ingresos. Además, a 10 millones que viven en pobreza extrema y prácticamente a la mitad de los niños en el país que gozan de los beneficios del SNAP.

¿Se merece esto la clase trabajadora estadounidense?

ALBERTO BUITRE

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